domingo, 13 de abril de 2008

Por que también somos personas... (1)



Este escrito forma parte de una trilogía (bajo circusntancias que escapand a mi poder, podrá tener más episodios, pero hasta ahora serán sólo tres). Esta es la primera entrega. Disfruten!
Homosexual


¡Vaya! ¿Quién lo diría? Hoy te vi por primera vez y durante el poco tiempo que estuvimos juntas, sentí que quería estar contigo para siempre. Tu sonrisa fácil hizo que todas mis dudas desaparecieran como plumas que son arrastradas por el viento, llevándolas a un lugar donde no existe la culpa ni existe el temor. Y aunque por un fugaz instante me sentí indecisa, me dejé llevar por tus cálidas manos, que guiaban mi andar en este mundo nuevo y difícil para mí.

Nos conocimos de una forma bastante inesperada, lo que lo hizo muy linda, a decir verdad. Mientras el sol languidecía en el horizonte sepia, te acercaste a mí en silencio mientras yo perdía conciencia del exterior en el contenido de un libro. Debo confesar que no esperaba que alguien tan importante llegara a mi vida de esa manera. Siempre creí que el amor sólo brotaba en lugares donde es buscado, no por una casualidad del destino. Así fue que cuando levanté la mirada, me sentí ligeramente confundida al ver tu sonrisa apaciblemente serena frente a mi rostro. Me dijiste tu nombre, y a modo de excusa, murmuraste que la autora del libro era tu favorita. Y con este sencillo comienzo, nuestra historia juntas abrió una página en blanco, con un futuro lleno de promesas acerca de un porvenir donde sólo existe el amor.

Mientras charlábamos en un café cercano acerca de nuestras ilusiones, supe que nuestros intereses eran similares y que tú y yo éramos compatibles. Tú aceptaste mi temor con tus palabras poéticas y con tus ojos brillantes, así como yo acepté mi nueva condición en silencio, aunque no pude evitar pensar en lo que dirán de nosotras cuando sepan la verdad.

Así es que, por favor, cuando mis piernas se doblen y mis ojos se llenen de lágrimas mientras bajo la mirada, toma mi mano con resolución y ayúdame a ver al frente, porque será en esos momentos cuando más te necesite. Prométeme que siempre estaremos sólo tú y yo. Te prometo que nada ni nadie cambiará lo que siento por ti:
Te amo. Con toda la fuerza que me permite mi alma. Hagamos que las cosas más difíciles parezcan sencillas si estamos juntos. La noche guardará el secreto de amor que hemos comenzado hoy.

Sé bien que esto no será fácil, sé bien que no nos entenderán los que nos rodean. Pero también sé que no me importa desafiar todas las leyes si puedo estar contigo un día más. Todo lo que has dicho lo guardaré en mi corazón y todo lo que hagamos de hoy en adelante será el único alimento que necesite para vivir. Toma mis manos inseguras entre las tuyas, dame un beso y dime si algún día seremos libres. Y hasta que ese día llegue, tu alma será mi fuerza y tu corazón será mi voz. Creo profundamente en lo que podemos lograr. Te amo sin reservas. Por y para siempre, vivirás en mi.

Para ti… la única persona en mi mente.

Estefanía