Leyendo
-Pues sí, es una pena. Tú me quieres demasiado, y yo siento lo mismo, pero aún no podemos estar juntos- me dije a mí mismo mientras hojeaba el libro de la mesita junto a la ventana.
Estaba en estos menesteres cuando repentinamente mi visión llegó a una imagen donde se mostraba una pareja caminando tomados de las manos. Sí, tal cual se lee: caminando. No es algo fuera de lo habitual, pero por alguna razón, este sencillo y desinteresado gesto de amor, me llenó los ojos de lágrimas. No sé qué chingados traigo en mi cabeza como para que los sentimientos se me aflojen con algo tan... cotidiano. Si salgo a la calle, veré dos o tres situaciones iguales, y no sentiré nada al verlos, pero por alguna extraña razón, verlo plasmado en un libro me hace sentirlo como si uno fuera el protagonista.
Qué extraño. Pensé que ya te había superado, todos tus gestos, todas tus palabras, tus maneras, tus deseos, y los míos de pasada, pero me doy cuenta de que estaba equivocado. Aún no te he dicho eso que me mantiene ligado a ti. Así que llevo pensándote una semana. Una jodida y pinche semana que me está cagando la madre. Las vacaciones estas que se suponían iban a ser bien chidas y no-sé-qué-tanta-madre, me están matando. Entre el martes y el jueves me leí tres libros... ya se imaginarán que hueva traigo. Y encima si te pienso mientras leo, pues es un montonal de tiempo que estás en mi mente.
Así que ya me vale madres lo que pase. Sólo te lo preguntaré una vez, y dependiendo de lo que suceda, sabré si tengo que olvidarme del amor, amando; o simplemente tendré tiempo de pasear contigo tomados de las manos. No sé qué haremos, no sé de qué hablaremos, y mucho menos sé cómo nos comportaremos el uno con el otro mientras estemos juntos (si es que mi cabrón Ángel de la Guardia se apiada de mí). Si no pasa nada (lo más probable), entonces podré ser feliz nuevamente al saber que no espero nada de nadie. Podré mirar al cielo azul y respirar profundo sin que el aire me traiga tu imagen a la cabeza, porque eso es lo que siempre pasa cuando intento esa mamada.
Sé que muchas de mis amigas me querrán disuadir de hacerlo, porque realmente está cabrón que yo haga algo sin pensarlo por lo menos un mes, pero eso qué más da. No son ellas quien se juegan el todo por el todo. Sí, seré una carga terrible cuando ande todo antisocial, pero ya se me pasará. Espero lo mejor, y si no sucede, sabré que no hay nada allí para mi.
Bueno, ahora sigo leyendo. No cabe duda que Laura Esquivel es una cabrona en esto de la escritura. Mira que lograr que yo haga tanta estupidez con el jodido libro La ley del Amor, es tarea titánica, algo que no había sentido antes. Y al leer las aventuras de Azucena y la señora Cuquita, me doy cuenta de cuánta estupidez he cometido en mi vida. A partir de hoy, no añoraré más la presencia de alguien. Si no está disponible para mí, pues entonces no sufriré más por su ausencia. Realmente leer tranquiliza.
¿Cuándo mueren los muertos? Cuando alguien los
olvida ¿Cúando se olvida a un amor? Cuando otro viene a instalarse en su lugar...
Bueeeeno no sé que decir...
ResponderEliminarsólo sé que tendré que regalarte mas libros ha ha ha.
Te quiero mucho ♥ no lo olvides.
Y también te extraño....creo que siempre lo hago.
Bloody kisses.
PD: Por cierto...recomiendame un libro..xD ha ha ha