Cuando vayas a defenderte, ya habrás perdido. Serás prisionera de mis manos y castigada por mis besos.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
Porque al cielo se va solo
Unicidad
Sí... ya sé que este espacio debería contener otro de mis escritos que nadie lee, pero bueno, hoy quise hacer algo diferente.
Quise hacer un recuento de algo que he estado pensando últimamente, y de lo mucho que he sentido al respecto.
Sé también que son pocas las personas que verán esto, así que puedo hablar con libertad, tanto de mente como de tiempo. Puedo expresar todo lo que quiero expresar.
Primero que nada, quiero decir lo que he querido decir desde hace mucho. Yo no creo más en el amor. Todo lo que escribo se refiere a él, a la falta de él, al odio hacia él... a él, en realidad, con todas su variantes y todas sus situaciones. Pero yo no tengo fé en lo que puede hacer, ni creo tampoco que lo encontraré algún día. Tendría que hallar a mi alma gemela para poder creerlo nuevamente. Pero las almas gemelas son tan escasas hoy día que lo más probable es que jamás la encuentre.
Es algo triste, pero debo aceptar que el Señor Amor no tocará mi puerta. Puedo ligar y flirtear con algunas personas, eso siempre, pero en realidad ninguna de ellas será lo bastante importante para mí como para hacerme feliz. Ahora tengo que ser feliz por mi propia cuenta.
Justo ayer por la noche pensaba en esto, y lo he aceptado. No buscaré más a mi verdadero amor.
martes, 18 de diciembre de 2007
Porque nada es lo que aparenta
Mentiras
¿Puedes verme? Mi interior tiene una faceta de debilidad oculta tras una armadura de insensibilidad, que me hace poder ignorar el sentimiento tan fuerte que tengo cada vez que te veo. Observo tus ojos y sólo percibo una profunda capa oscura que limita mi visión. No puedo ver dentro de ti, algo que tú haces conmigo como si fuera un libro dispuesto a revelar sus más profundos secretos. En tu mirada, mi existencia pierde el rumbo y navega a la deriva mientras dices que me amas...
Todos tenemos algo que nos hace sufrir. Todos guardamos secretos que no compartimos con nadie. Y así como las estrellas brillan en el firmamento, todos deseamos algo que importa más que nuestra vida misma. Tú me importabas más que mi vida, y esperaba que lo supieras. En cualquier momento estuve dispuesto a morir por ti, sangrando hasta el último instante las amargas gotas del amor que llenan nuestra vida. Sé que tú conoces estas palabras y sé también que no te importaba lo que yo tuviera que decirte. Todas las cosas que me susurraste al oído han muerto. Yacen frente a una lápida de hielo, y de tu corazón sólo obtuve una corriente de viento frío, llevando mis sentimientos a donde no pudieran alcanzarte.
Cometí un error al besarte, lo sé, pero no esperaba que todo pudiera cambiar tanto con un simple beso. Todo aquello que construí por años se desvaneció en un instante de incomodidad. Si aquello no era amor... ¿En qué demonios estaba pensando?
Tus labios dicen que me aman, pero tu corazón dice que no importa. Tu cuerpo me dice que siempre nos tendremos el uno al otro aunque todos los demás se alejen. El sol que me da de lleno en el rostro no es capaz de hacerme olvidar tu mentira mientras veo tu partida por mi ventana. Vuelvo a acostarme y vislumbro la fría verdad: Tú no estás ahí para mi así como yo lo estuve alguna vez para ti. No comprendiste lo que tenía que decirte y sólo aceptaste mis versos por educación. ¿Sabes? Ya no puedo amarte más.
Tus labios dicen que me aman, pero tu alma expresa su inconformidad. Tus manos dicen que no quieren dejarme ir, pero tu sonrisa falsa se extiende en mi corazón como tinta negra en agua.
Dices que me amas y que harías lo que fuera por mí... pero si te dijera que me mataras ¿serías capaz de amarme todavía?
Besos falsos,
Nerv
jueves, 13 de diciembre de 2007
Porque aceptarlo es el primer paso
Deseos
Una simple canción... y crees que eso es suficiente para que yo te pueda amar. Tú escribes poemas y cartas especialmente para mí, pero deberías saber que esas cosas no me interesan. No hay forma alguna en la que yo pueda corresponder tus fútiles intentos de obtener mi corazón.
Cada vez que haces un nuevo escrito, lo muestras a los demás en un mudo intento de cubrirte de gloria, siendo que en realidad el poder de tu escrito tendría que ser sólo para mí. Me pertenece por derecho, y deberías saberlo. Escribes cosas brillantes hacia mi persona como si fuera un objeto de culto, pero no me muestras ni siquiera un poco de atención. Es por eso que pienso que en realidad no soy yo el principal objetivo de tu inspiración. Tú sólo deseas obtener admiración de aquellos a los que les cuentas acerca de mi. Les muestras tu hoja de papel donde van ocultos tus deseos de grandeza y finges llorar mi ausencia para que los demás puedan tomarte en serio.
Tú no me amas, pero interpretas tan bien tu papel que incluso yo llegué a creer que era cierto. Te dejé ver un poco de mi alma y abrí una herida que llevaba en mi interior. Sutilmente sentí el frío de tu mentira, pero quise disfrazarlo de inseguridad, porque siempre es difícil aceptar los sentimientos de alguien más. Y a pesar de que en ese instante supe que nada era cierto, aún así te abracé con toda mi alma, sabiendo que hay cosas que el tiempo no dejará ocurrir. Quiso el destino que respondieras efusivamente a mi abrazo, pero yo vislumbré la verdad y comprendí que nada sería nuevamente lo que había sido. Cuando nos separamos, pensé que había sido una sana despedida, donde los dos observaríamos cómo el otro seguiría adelante con su vida y a su vez, sería feliz a su manera.
Incluso en eso estaba equivocada... al sentir el frío de mi ausencia, susurraste: -No quiero...- y me volviste a abrazar. Fue un encuentro sencillo y lleno de nervios, donde ni tú ni yo supimos exactamente qué pasaba, así que volví a mi hogar, pensando durante el camino en varias cosas, cada una de ellas más improbable que la anterior. Solamente una de ellas tuvo una explicación lógica, que hizo que todos mis instintos salieran a flote mientras me aferraba con fuerza a la esperanza del mañana. Con una simple pregunta, mi mente vaciló con la fuerza de una flor de cementerio: Silenciosa y sombría.
¿Será acaso que realmente sientes algo de lo que escribes? Aún si eso es verdad, no me interesas. Sólo eres alguien más que hace mi camino más difícil y trata de ver en mi interior. Debes saber que no me interesan tus escritos, y mucho menos me importas tú.
Al día siguiente, ya repuesta de la vergüenza que me hiciste pasar por un instante, logré hacer que mi vida retomara el ritmo habitual. Soy alguien con grandes expectativas a una edad tan temprana. Así que realmente lo que me interesa obtener de ti es algo muy simple. Quiero que te alejes de mí.
En el transcurso de las horas, me di cuenta que ese no era un día normal. No sabías que supieras tocar algún instrumento musical. Eres malo, sí, pero el intento se hace. Entonaste una que otra canción conocida para mí y la antigua nostalgia llenó mis sentidos. Alguno de los tantos compañeros mutuos te pidió que cantaras una canción más conocida y le respondiste que sólo tú conoces las canciones que interpretas. Eso es una mentira egoísta. Yo también las conocía. Pero bueno, con la seguridad de la brisa fría que se eleva a la montaña, continuaste con tu música desconocida para lo oídos de tus compañeros.
Cuando salimos a la libertad del receso matutino, me encaraste de frente y me dijiste que una canción era para mí. Dijiste tantas cosas que no puedo recordar ahora, porque sólo pensaba en la molestia que me ocasionaba saber tantas cosas a la vez de alguien que no tiene esperanzas de un mañana. Pero aunque nunca mostré ni la más mínima señal de interés en lo que estabas haciendo, tomaste fuerza de tu guitarra y comenzaste a cantar una melodía conocida por mí. Su nombre es Deseos de Cosas Imposibles, algo que expresa a la perfección lo que ocurre entre tú y yo. Cuando terminaste la miserable representación que hiciste ante mí, dijiste que no te importaba lo que pensara, que sólo querías que lo supiera. ¿Saber qué? me pregunté. Me dijiste que querías que supiera que te gusto mucho. Gustar. Como si a alguien le importara el sonido de esa palabra mediocre. Y pesar de tu pobre desempeño, con una confianza que no tenía lugar en mí, me tomaste con fuerza y me diste un beso. Tu beso me supo a traición. Nunca en mi vida había encontrado tan repugnante a una persona como a ti. Ahora me das asco. Pediste ser mi amigo y te dije que sí, que no había problema, pero en realidad permaneceré tan lejos de ti como mis fuerzas me permitan. Sentir que estás cerca de mí me causa la misma sensación que saber que se te pegó un chicle en el zapato. Asco.
Deseo tantas cosas que no me importa lo que tú desees. Lo que deseas son, como dice tu canción, cosas imposibles. Por más que intentes, no lograrás nada. No puedes amar, tienes maldito el corazón. Ahora me siento libre, me siento feliz porque he descubierto a alguien más que me hace feliz. No podía ser de otra manera. Me siento realizada, y es en parte, gracias a ti. Puedo respirar otra vez. Puedo soñar otra vez. Alguien me hace feliz, y ese alguien no eres tú.
Las cosas imposibles suelen ser inalcanzables,
Ángel
lunes, 10 de diciembre de 2007
Porque soñamos despiertos
Ideas perdidas
Una pequeña estrella muerta. Es tan silenciosa y adorable que puede hacer que todo aquello que un día soñaste regrese a ti como un amor que duele. Igual que un ruiseñor enjaulado, posee esa belleza extinta que puede hacerte llorar.
Y mientras el helado que tienes en la mano resbala lentamente por tu brazo al derretirse, sabrás que lo que sueñas no tiene una base lógica sobre la cual descansar. Es patético, sí, pero bello. Nadie en esta vida es capaz de comprender a ciencia cierta todo lo que da vueltas en tu cabeza, sólo tienen una pequeña idea de todo lo que se va de ti. Si acaso existe el aura, esta cambia de color rápidamente y escapa hacia la aurora, madre de todas las esperanzas perdidas. El cielo sigue arriba, lejos, y todos esos rayos solares iluminan sólo lo que desean iluminar. Es triste ver que la noche llega sobre ti, sobre mí, sobre todo el mundo, y aún así amamos la belleza de lo que podemos observar. Las apariencias guardan secretos que sólo tienen sentido en los matices más nimios y ocultos de las visión humana.
Si acaso me lo preguntaras, te diría que sí, que estamos condenados. Los seres humanos estamos limitados por naturaleza. Nuestra vida en su larga extensión no tiene más sentido que el correteo de las hormigas sobre la hierba del campo, y todo aquello que buscamos conseguir vale exactamente lo mismo que el viento de las montañas: nada. Sólo vivimos por la necesidad de hacer algo.
Algo… ¿qué es ese algo? No lo sé. No me lo preguntes a mí, porque nunca he tenido la respuesta de nada, ni siquiera de las cuestiones más simples. Y aún así, sin poder darte respuestas que llenen el espacio en ti, sabrás que lo que digo es mentira. ¿De qué sirve escuchar a alguien que no sabe lo que desea y lo que siente? Yo puedo sentir, sí, pero lo que siento es falso, tanto como puede serlo la elegancia de un atardecer con nubes oscuras a lo lejos. Si todavía quieres saber qué siento, te lo diré: Siento miedo, un miedo que llena de frío el ambiente a mi alrededor y que hiela la sangre de un miserable humano como yo.
¡Espera! Ya te había dicho que esto es mentira, ¿no? Así pues… ¿de qué te sirve leerlo? Podría decirte que Dios en su infinita magnificencia tiene tiempo de sobra para nosotros y que el paraíso que tanto hemos deseado está ahí para ti. Tanto tú y yo sabemos que nada de eso es verdad, es sólo algo que deseamos creer.
Así pues, sólo diré esto: Yo creo en ti.
Ahora que te lo he dicho, limpia tu brazo. Es deliciosa la vainilla, pero cuando se encuentra sobre la piel es realmente repugnante. Además, las luces ya se están encendiendo. Es tarde y debemos volver. La estrella… esa pequeña y adorable estrella ya no brilla más para mí. Todo lo que he deseado no existe más. Adiós, y que tengas dulces sueños.
Nerv
Una pequeña estrella muerta. Es tan silenciosa y adorable que puede hacer que todo aquello que un día soñaste regrese a ti como un amor que duele. Igual que un ruiseñor enjaulado, posee esa belleza extinta que puede hacerte llorar.
Y mientras el helado que tienes en la mano resbala lentamente por tu brazo al derretirse, sabrás que lo que sueñas no tiene una base lógica sobre la cual descansar. Es patético, sí, pero bello. Nadie en esta vida es capaz de comprender a ciencia cierta todo lo que da vueltas en tu cabeza, sólo tienen una pequeña idea de todo lo que se va de ti. Si acaso existe el aura, esta cambia de color rápidamente y escapa hacia la aurora, madre de todas las esperanzas perdidas. El cielo sigue arriba, lejos, y todos esos rayos solares iluminan sólo lo que desean iluminar. Es triste ver que la noche llega sobre ti, sobre mí, sobre todo el mundo, y aún así amamos la belleza de lo que podemos observar. Las apariencias guardan secretos que sólo tienen sentido en los matices más nimios y ocultos de las visión humana.
Si acaso me lo preguntaras, te diría que sí, que estamos condenados. Los seres humanos estamos limitados por naturaleza. Nuestra vida en su larga extensión no tiene más sentido que el correteo de las hormigas sobre la hierba del campo, y todo aquello que buscamos conseguir vale exactamente lo mismo que el viento de las montañas: nada. Sólo vivimos por la necesidad de hacer algo.
Algo… ¿qué es ese algo? No lo sé. No me lo preguntes a mí, porque nunca he tenido la respuesta de nada, ni siquiera de las cuestiones más simples. Y aún así, sin poder darte respuestas que llenen el espacio en ti, sabrás que lo que digo es mentira. ¿De qué sirve escuchar a alguien que no sabe lo que desea y lo que siente? Yo puedo sentir, sí, pero lo que siento es falso, tanto como puede serlo la elegancia de un atardecer con nubes oscuras a lo lejos. Si todavía quieres saber qué siento, te lo diré: Siento miedo, un miedo que llena de frío el ambiente a mi alrededor y que hiela la sangre de un miserable humano como yo.
¡Espera! Ya te había dicho que esto es mentira, ¿no? Así pues… ¿de qué te sirve leerlo? Podría decirte que Dios en su infinita magnificencia tiene tiempo de sobra para nosotros y que el paraíso que tanto hemos deseado está ahí para ti. Tanto tú y yo sabemos que nada de eso es verdad, es sólo algo que deseamos creer.
Así pues, sólo diré esto: Yo creo en ti.
Ahora que te lo he dicho, limpia tu brazo. Es deliciosa la vainilla, pero cuando se encuentra sobre la piel es realmente repugnante. Además, las luces ya se están encendiendo. Es tarde y debemos volver. La estrella… esa pequeña y adorable estrella ya no brilla más para mí. Todo lo que he deseado no existe más. Adiós, y que tengas dulces sueños.
Nerv
sábado, 8 de diciembre de 2007
Porque mis preciados escritos aún están conmigo
¿No es reconfortante verlo?
Solo, sentado frente a la ventana, lágrimas de sangre están corriendo por mi rostro. A lo lejos, puedo oír el ir y venir de los automóviles que pasan por el asfalto mojado. Afuera llueve. Nadie está a mi lado. Las personas corren por la calle húmeda y solitaria, tratando de hallar resguardo a las frías y persistentes gotas de agua que inundan el vacío. Un vacío, que también se halla en mi alma desgarrada e imperfecta.
¿Cómo es posible que estés lejos de mí y no a mi lado? Deseo que pudieras demostrarme aunque sea sólo un poco de ese amor que guardas para alguien más. No tolero tu ausencia. Justo ahora desearía que estuvieras aquí. Sin embargo, sólo estás en mi mente, cada vez que respiro, cada vez que me muevo, sólo en mi mente. Para siempre.
Además, es sólo en mi mente que puedo hacerte daño. Quiero herirte; lastimarte; hacerte desear la muerte en toda su magnificencia. Hacerte sentir dolor, ese dolor que purifica el alma y tranquiliza el espíritu.
Pero... es sólo en mi mente que puedo hacerlo.
Sin embargo, cuando seas mía, podré tomar tus manos cálidas entre las mías, viéndote con asombro. Luego, con la mayor fuerza posible, romperé cada uno de tus dedos, oyéndote gritar de dolor cuando quieras escapar de mí. Y entre más te resistas, más dolor sentirás y me harás más feliz.
Después, cuando tus pequeñas y lindas manos hayan quedado inservibles por el resto de tu vida, las tomaré nuevamente, y con lo que me reste de fuerza, las apretaré contra mi pecho, disfrutando de tus sinceros gritos de dolor. Amo verte gritar, mi amor.
Tras haber hecho esto, me inclinaré frente a ti, y clavaré filosas agujas en tus bellas y bien torneadas piernas. Miraré con interés cómo la sangre corre por ellas, formando un silencioso y oscuro charco color rojo en el piso bajo nosotros. ¡No sabes cuánto lo deseo!
Acto seguido, te arrancaré la ropa y morderé tu piel tersa y suave, esa piel en donde podría permanecer toda la eternidad, descansando seguro de los peligros que me rodean. Y así, en nuestro nido de amor, seguiré mordiendo cada parte de ti: tu abdomen, tu espalda, tu pecho, tus brazos... tú completamente, pero sin tocar tu rostro angelical, ya que aún tengo planes para él.
Sobre las recién hechas heridas de mis dientes, cortaré las impuras venas de mis brazos, y mezclaré mi sangre con la tuya, en un intento de fusionarme contigo en un rictus de pasión y sufrimiento.
Mientras observo cómo mi propia sangre resbala hasta el piso, te abrazaré y te sujetaré como si ese momento fuera el último de nuestra fugaz existencia. Nuestros brazos sellarán el momento sublime, mientras tú y yo, completamente bañados en sangre, extenderemos nuestro amor hasta el extremo donde lo físico se vuelve superfluo e innecesario. Tú y yo estaremos unidos por más que carne y huesos: estaremos unidos por nuestro espíritu conjunto, que nos ayudará a superar cualquier dificultad que pudiésemos enfrentar. Lo físico ya no nos importará, mi amor, porque ¿Quién necesita un cuerpo limitado cuando se ha palpado la perfección del amor?
Juntos, aún abrazados, elevaremos nuestra alma más allá de los astros, y nos atreveremos a entrar a nuevas dimensiones extracorporales, haciendo que cada segundo se prolongue por una eternidad, de la que jamás querremos salir...
Y así, mientras compartimos nuestro amor, tomaré tu rostro firmemente, pero con delicadeza, para no manchar tu hermosura con mis inmundas manos. Luego llenaré tu rostro con mis incesantes y prohibidos besos hirientes, hasta que sepas con claridad cuánto te amo.
Lentamente, con mis manos desenredaré tu cabello, con la ternura con la que se trata a un recién nacido. Disfrutaré de cada uno de los detalles de tu ser, haciendo que tu respiración se acople con la mía y seamos capaces de recuperar el aliento.
Mientras hagamos esto, te miraré a esos ojos que poseen la luz que me falta, y te declararé mi amor; un amor que no puede ser descrito con palabras dignas de expresarlo. Sin embargo, te hablaré de él hasta que mis palabras te alcancen, y podamos permanecer juntos hasta que el cielo descienda sobre nosotros; y en un único y profundo beso, podamos desafiar a la voluntad de Dios...
Miénteme ahora y dime que esto es posible. Dime que tú y yo aún tenemos esperanzas. Imagínanos juntos e imagina todo lo que nos espera.
Ahora, guarda silencio e imagina que estamos juntos, en un abrazo eterno donde nuestras almas se unen en una sola. ¿No es reconfortante verlo?
En este instante, termino con mis ilusiones, diciéndote que te amo, que te necesito. Puedo verlo en tus ojos, puedo oírlo en tu voz. Realmente puedo sentir tu amor... Ahora te digo adiós, y sólo me queda terminar deseándote buena suerte. Mi destino está escrito con el cuchillo que tengo en la mano. Perdóname por todo lo que he hecho. Con mi sangre escribo este final...
Nerv
jueves, 6 de diciembre de 2007
Porque la droga que me hacía escribir no me estimula más...
Drogas
Querida… te tengo a mi lado y pienso acerca de nosotros. Acerca de lo que haces. Acerca de ti. La verdad, aún no puedo comprender porqué te amo tanto. Las personas que me rodean, insisten en que debería dejarte ir, que debería romper contigo… pero yo no quiero afrontar esa realidad. Así es que lo que te diré te lo pido desde lo más profundo de mí. Te suplico que puedas demostrarme tu amor y decirme qué es lo que sientes. No puedo soportar verte de esta manera.
Yo pensaba que tú, entre todas las personas, sentías algo por mí. Pensé que podríamos, algún día, los dos siendo ancianos, ver la puesta de sol en algún lugar, hablándonos acerca de cosas ocurridas años atrás y riendo con nuestras voces fatigadas por el tiempo. Y mientras nuestros ojos apagados miraban cómo se extinguía la luz del sol, con una sonrisa en nuestro rostro lleno de arrugas, tomaríamos nuestra mano una vez más y seríamos felices por lo que hubiésemos pasado. Creo que estaba en un error. Tú no puedes sentir amor. Tu corazón está helado. Está maldito. Pero eso… eso no me importa, querida. Cuando despiertes del mundo de los muertos, sabrás que sigo ahí a tu lado, esperando una sonrisa tuya que se llevará todo el sufrimiento y me hará consumar mi felicidad.
Ahora, querida, ahora me levanto frente a ti y te observo en silencio. Puedo darme cuenta que estás sola en la oscuridad, que nada te importa en este preciso instante de éxtasis enervante. Para ti no existo ahora, lo que logra que mis instintos salgan a flor de piel y todo lo que siento por tu persona se convierta en decepción. No me queda nada y aún así, quiero estar contigo un días más. Un año más. Una vida más. Sin embargo, no creo ser capaz de de verte nuevamente inyectando tus venas con la causa de todos tus males. Has pisado fondo, pero yo estaré contigo en las buenas y en las malas. Contigo. Eternamente. Cierro mis ojos… te abrazo. No puedo alejar tu idea de mi mente. Estamos juntos en la oscuridad con nuestros cuerpos unidos otra vez. Estoy a tu lado.
Tu vida se extingue frente a mis ojos con esa sustancia que se extiende en tu interior mientras te ofusca el cuerpo y la mente. Sé bien que algún día te irás de este mundo. No tengas miedo. Yo te seguiré. Quiero estar a tu lado. Puedes contar con eso. No te defraudaré.
Nerv
Querida… te tengo a mi lado y pienso acerca de nosotros. Acerca de lo que haces. Acerca de ti. La verdad, aún no puedo comprender porqué te amo tanto. Las personas que me rodean, insisten en que debería dejarte ir, que debería romper contigo… pero yo no quiero afrontar esa realidad. Así es que lo que te diré te lo pido desde lo más profundo de mí. Te suplico que puedas demostrarme tu amor y decirme qué es lo que sientes. No puedo soportar verte de esta manera.
Yo pensaba que tú, entre todas las personas, sentías algo por mí. Pensé que podríamos, algún día, los dos siendo ancianos, ver la puesta de sol en algún lugar, hablándonos acerca de cosas ocurridas años atrás y riendo con nuestras voces fatigadas por el tiempo. Y mientras nuestros ojos apagados miraban cómo se extinguía la luz del sol, con una sonrisa en nuestro rostro lleno de arrugas, tomaríamos nuestra mano una vez más y seríamos felices por lo que hubiésemos pasado. Creo que estaba en un error. Tú no puedes sentir amor. Tu corazón está helado. Está maldito. Pero eso… eso no me importa, querida. Cuando despiertes del mundo de los muertos, sabrás que sigo ahí a tu lado, esperando una sonrisa tuya que se llevará todo el sufrimiento y me hará consumar mi felicidad.
Ahora, querida, ahora me levanto frente a ti y te observo en silencio. Puedo darme cuenta que estás sola en la oscuridad, que nada te importa en este preciso instante de éxtasis enervante. Para ti no existo ahora, lo que logra que mis instintos salgan a flor de piel y todo lo que siento por tu persona se convierta en decepción. No me queda nada y aún así, quiero estar contigo un días más. Un año más. Una vida más. Sin embargo, no creo ser capaz de de verte nuevamente inyectando tus venas con la causa de todos tus males. Has pisado fondo, pero yo estaré contigo en las buenas y en las malas. Contigo. Eternamente. Cierro mis ojos… te abrazo. No puedo alejar tu idea de mi mente. Estamos juntos en la oscuridad con nuestros cuerpos unidos otra vez. Estoy a tu lado.
Tu vida se extingue frente a mis ojos con esa sustancia que se extiende en tu interior mientras te ofusca el cuerpo y la mente. Sé bien que algún día te irás de este mundo. No tengas miedo. Yo te seguiré. Quiero estar a tu lado. Puedes contar con eso. No te defraudaré.
Nerv
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