lunes, 10 de diciembre de 2007

Porque soñamos despiertos

Ideas perdidas

Una pequeña estrella muerta. Es tan silenciosa y adorable que puede hacer que todo aquello que un día soñaste regrese a ti como un amor que duele. Igual que un ruiseñor enjaulado, posee esa belleza extinta que puede hacerte llorar.

Y mientras el helado que tienes en la mano resbala lentamente por tu brazo al derretirse, sabrás que lo que sueñas no tiene una base lógica sobre la cual descansar. Es patético, sí, pero bello. Nadie en esta vida es capaz de comprender a ciencia cierta todo lo que da vueltas en tu cabeza, sólo tienen una pequeña idea de todo lo que se va de ti. Si acaso existe el aura, esta cambia de color rápidamente y escapa hacia la aurora, madre de todas las esperanzas perdidas. El cielo sigue arriba, lejos, y todos esos rayos solares iluminan sólo lo que desean iluminar. Es triste ver que la noche llega sobre ti, sobre mí, sobre todo el mundo, y aún así amamos la belleza de lo que podemos observar. Las apariencias guardan secretos que sólo tienen sentido en los matices más nimios y ocultos de las visión humana.

Si acaso me lo preguntaras, te diría que sí, que estamos condenados. Los seres humanos estamos limitados por naturaleza. Nuestra vida en su larga extensión no tiene más sentido que el correteo de las hormigas sobre la hierba del campo, y todo aquello que buscamos conseguir vale exactamente lo mismo que el viento de las montañas: nada. Sólo vivimos por la necesidad de hacer algo.

Algo… ¿qué es ese algo? No lo sé. No me lo preguntes a mí, porque nunca he tenido la respuesta de nada, ni siquiera de las cuestiones más simples. Y aún así, sin poder darte respuestas que llenen el espacio en ti, sabrás que lo que digo es mentira. ¿De qué sirve escuchar a alguien que no sabe lo que desea y lo que siente? Yo puedo sentir, sí, pero lo que siento es falso, tanto como puede serlo la elegancia de un atardecer con nubes oscuras a lo lejos. Si todavía quieres saber qué siento, te lo diré: Siento miedo, un miedo que llena de frío el ambiente a mi alrededor y que hiela la sangre de un miserable humano como yo.

¡Espera! Ya te había dicho que esto es mentira, ¿no? Así pues… ¿de qué te sirve leerlo? Podría decirte que Dios en su infinita magnificencia tiene tiempo de sobra para nosotros y que el paraíso que tanto hemos deseado está ahí para ti. Tanto tú y yo sabemos que nada de eso es verdad, es sólo algo que deseamos creer.

Así pues, sólo diré esto: Yo creo en ti.

Ahora que te lo he dicho, limpia tu brazo. Es deliciosa la vainilla, pero cuando se encuentra sobre la piel es realmente repugnante. Además, las luces ya se están encendiendo. Es tarde y debemos volver. La estrella… esa pequeña y adorable estrella ya no brilla más para mí. Todo lo que he deseado no existe más. Adiós, y que tengas dulces sueños.

Nerv

1 comentario:

  1. waaa *-* me encanto
    no se como describir lo que senti al leerlo
    ni esta sensacion extraña que me envuelve
    simplemente se que me encanto *-*

    gracias por compartir tus escritos, servant leemndoh *-*

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